domingo, 5 de octubre de 2008

Francis Bacon. La desfiguración del alma.

Francis Bacon, es hoy en día uno de los artistas más influyentes de nuestro siglo pasado.
La Tate Modern sabe muy bien de su importancia y por ello ha dedicado la mejor y más vasta retrospecticva de este maestro anglo-irlandés.

Sin embargo, al mirar su biografía nos damos cuenta de que llegar hasta el Olimpo de los artistas mas consagrados no ha sido tarea fácil.

En efecto, paso de ser interiorista a aspirante pintor surrealista. Pero para nuestra suerte cambió drasticamente hacia una figuración de corte realista. Sus cuadros pertenecen al racionalismo.

Aunque para algunos autores la obra de Francis Bacon, no pertenece a tal corriente. Se trata de una pintura de corte expresionista pero muy difícil de clasificar, porque nunca perteneció a ningún movimiento artístico. Simplemente prosiguió lo que él consideró una linea pictórica "postpicasiana".


Inspirado por un abanico de gran diversidad artistica tales como Van Gohg, Munch o Picasso. También fue sensible a los nuevos medios de masas. Siempre mostró admiración por la descomposición del movimento de Muybridge o por Einsestein y su "Acorazado Potemkin", sobretodo la famosa escena de la escalera de Odon.



Bebió de las fuentes artísticas tradicionales para posteriormente reiventar a pintores tan importantes como Velazquez. Al que pertenece su famosa serie Inocencio X

Encontramos en su obra una serie de claves que se nos muestran imprescidibe para entender su obra. La busqueda de la muerte en la vida, la rabia, el terror, la soledad del individuo son temas recurrentes a lo largo de su pictografía.
Su iconografía fluye desde la autorepresentación insaciable hasta la continua representación de la carne como elemento visceral, humano, traumático.

Para entender a Bacon, lo mejor es ir a la Tate y poder admirar su obra, es ahi, en el enfrentamiento directo con sus cuadros donde nos damos cuenta de que Bacon radiografía el alma humana, sacando todos sus temores y miedos encarnados en personas sin rostro, personas desfiguradas que ansian una nueva oportunidad de que alguein- ese espectador critico- les coloque de nuevo la razón humana.

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