jueves, 16 de octubre de 2008

Oh, Oh, La libertad.

Al año de morir mi madre, mi padre se volvió a casar y ese verano me mandaron a la playa a casa de unos amigos de mi padre que tenia una hija de mi edad.Imagino que fue un intercambio de intereses, pues las dos eramos de alguna manera unas molestas adolescentes.
A esta, mi amiga, le gustaba escaparse de noche, cuando todos dormian. Me propuso la idea y, la verdad , recuerdo que me asusto,pues abanzados los años 60 las adolescentes teniamos verdadero terror a los padres.y si se enteraba el mio (pese a su perdidad de autoridad por su nuevo matrimonio) no imagino lo que me podria caer. Pero la rebeldia me pudo y acepte . La primera noche fue alucinante , el miedo y el temblor me recorrian el cuerpo, apenas podia saltar por aquella ventana, que no estaria a mas de medio metro del suelo. Una vez en el jardin, saltamos la valla y fuera la"libertad" absoluta. Recuerdo que fue una experiencia alucinante, corrimos a toda mecha hacia el sitio que habimos acordado sin mirar para atras por si acaso, llegamos al faro y nos sentamos en las rocas a mirar como se estrellabanlas olas contra ellas. Fue una vivencia, para aquella edad y en aquel tiempo, alucinante. El faro centelleante, el mar, las olas las estrellas tan cerca,la inmemsidad de la noche y la sensacion de libertad.
Hoy, con el paso del tiempo,describiria aquellos momentos con los versos de Octavio Paz.
Hombre soy: de breve duracion
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba: las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
Soy tambien escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.

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